Isadora Duncan

Habitación doble Isadora Duncan
Cálida e Inspiradora
Situada en la primera planta. Esta habitación cuenta con aire acondicionado, dos camas,
conexión Wi-Fi gratuita y baño con artículos de alta cosmética.

WiFi gratuito

Para sus momentos de compartir fotos.
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Transporte Aeropuerto

No se preocupe por llegar a nuestro Riad:

- Transfer/trayecto (1-3 p.): 25€
- Transfer/trayecto (4-6 p.): 35€
- Transfer/trayecto (7-10 p.): 55€

Amenities Alta Cosmética

Les Sens de Marrakech 100% ingredientes naturales.

Aire Acondicionado

Frío o calor.

Bar

Tómese algo y disfrute.

Parking Público

A 200 metros en la Plaza Riad Laarouss.
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Splash Pool

Relájese después de un largo día de turismo.

Precios de la habitación

Alquiler Riad

Alquile el Riad completo, y disfrute de la privacidad y de la exclusividad.

Los precios incluyen desayuno e Iva. 

No incluyen Impuestos Locales 2,50€ por persona y noche.

desde 700€/noche
TA: 800€/noche

Tarifa Normal

HASTA 15% DESCUENTO RESERVANDO ONLINE

Los precios incluyen desayuno e Iva. 

No incluyen Impuestos Locales 2,50€ por persona y noche.

desde 105€/noche

Temporada Alta


Navidades 2021 - 2022: 
17-12-2021 al 09-01-2022

Semana Santa 2021: 
26-03-2021 al 04-04-2021


desde 125€/noche

Extras

Cava


20€

Flores


18€

Comida


18€/persona

Cena


22€/persona

Dora Angela Duncan, conocida como Isadora Duncan (San Francisco, 27 de mayo de 1878 - Niza, 14 de septiembre de 1927) fue una bailarina estadounidense.

Obsesionada por la danza, alcanzó la perfección clásica y fue una constante innovadora; a los cinco años de edad anunció a su familia que sería bailarina y revolucionaria, y lo fue. Pudo ser pianista, pintora o poeta, pero en su danza juntó todo eso.

Enemiga del ballet, al que consideraba un género falso y absurdo, manifestó que la danza debe establecer una armonía calurosa entre los seres y la vida, y no ser tan sólo una diversión agradable y frívola. En sus memorias escribió que hay tres tipos de bailarines: primero, quienes consideran la danza como una especie de gimnasia compuesta de graciosos e impersonales arabescos.

Después, quienes gracias a la concentración de su mente, llevan su cuerpo al ritmo de la emoción elegida, expresando un sentimiento o una experiencia recordada. Finalmente, quienes convierten el cuerpo en una fluidez luminosa, rindiéndose a la inspiración del alma.

Para Isadora, era el amor a la naturaleza y a la vida lo que había de transmitirse a través del movimiento, siguiendo el ejemplo de las nubes, el mar o las copas de los árboles mecidas por el viento. Odiaba los movimientos mecánicos ordenados por los coreógrafos, como si la danza también se redujera a leer una partitura. Danzaba descalza, con una simple túnica griega de seda transparente sobre su cuerpo desnudo, como una sacerdotisa pagana transportada por el ritmo.
En pleno auge de Marinetti y su futurismo (máquinas que repiten movimientos, aviones que ensucian el cielo con humo y con ruido, coches a toda velocidad) confeso en una ocasión que las máquinas habían sido sus enemigos, pues mataron a sus tres hijos; los dos primeros porque murieron ahogados en un coche que perdió los frenos y el tercero, que nació muerto, porque los alemanes acababan de entrar en Paris y el médico no pudo llegar a tiempo hasta su casa.

Obsesionada porque un coche podía matarla a ella también, si caía al agua y quedaba encerrada, solo se desplazaba en coches descapotables. Una tarde, cuando viajaba en uno de ellos junto a guapo corredor italiano, su largo foulard se enredó en una de las ruedas traseras y la estranguló. Iban a toda velocidad por el Promenade des Anglais de Niza, como si tuvieran prisa por amarse. Como si dos personas bellas y talentosas bajo el cielo de la Costa Azul solo necesitaran el paraíso.
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